Excesos navideños: cómo evitar daños mayores en tú figura

Se acercan las navidades y eso sólo significa una cosa; comidas con los amigos y la familia, cenas de empresa, polvorones, turrones y mucho champán. Parece la fórmula perfecta para coger unos kilos de más que luego te pasarán factura en la operación bikini.

Por eso, hoy te traemos unos consejos para que estas fiestas, no te pasen mala factura.

  1. No te dejes tu rutina de entrenamiento

Aunque con el frío te apetezca quedarte en el sofá con tu manta en vez de salir a la calle, es bueno que sigas realizando tu rutina habitual de entrenamiento. Así, mantendrás mejor la forma y no te arrepentirás tanto de haber cometido demasiados pecados deliciosos durante las comilonas familiares.

 

  1. No mantengas el estómago vacío para la comida

Sí, cuando vamos a un bufet libre creemos tener la necesidad de comer cuanto podamos para aprovecharlo al máximo, pero así lo único que conseguimos es meterle al cuerpo una ingesta excesiva de calorías que luego se traducirán en michelines. Lo ideal es desayunar correctamente y si es necesario, tomar un almuerzo ligero. Así llegarás con el hambre justa para disfrutar de la comida sin excesos.

 

  1. Nada de ‘apalancarse’ en el sofá

Las ansiadas vacaciones hibernales nos dan ganas de tirarnos todo el día bajo las sábanas y no mover ni un solo dedo. ¡Evítalo! Aprovecha para salir a la calle y disfrutar del ocio que nos brindan en navidad; la decoración navideña, las compras, la pista de hielo o incluso alguna escapada a la nieve. Pero, a toda costa, evita estar parad@ todo el día.

 

  1. Raciona los dulces

Sabemos que es una gran tentación; llega la hora del postre y tu abuela saca fuentes inmensas llenas de turrones, polvorones y deliciosos bombones de todo tipo. Por supuesto que puedes probarlos, pero sin pasarte. Toma lo justo y necesario para no tener que arrepentirte luego.

 

  1. Come despacio y haz la digestión correctamente

Sentarte en el sofá nada más terminar de comer no ayuda a quemar calorías. Sobre todo, come con calma, sin empacharte demasiado, y no te tumbes a hacer la siesta después de una comilona. Lo mejor; pasear un rato después de comer o reposar un poco antes de acostarte. ¡Tu cuerpo lo agradecerá!

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