La cuperosis es un problema dermatológico con efectos negativos en el rostro, con la aparición de pequeñas rojeces, irritaciones, y capilares dilatados que se asemejan a filamentos. Esta dilatación provoca el enrojecimiento de zonas como las mejillas, la nariz y el mentón, pudiendo aparecer también esas ramificaciones de color rojo en forma de tela de araña.
Esta afección es más común en personas de piel sensible, que tengan tendencia a sufrir enrojecimientos los días de frío o calor, así como en gente de piel clara, ya que suele ser un tipo de piel más fina. Además, las mujeres suelen verse afectadas por la cuperosis en un porcentaje mayor que los hombres.
Este problema no hay que tomarlo nunca como algo de gravedad, ya que es una afección leve, pero aun así es importante establecer un diagnóstico y saber tratarlo, porque si no las rojeces de la cara pueden prolongarse durante bastante tiempo. Hay que tener en cuenta que el aumento del flujo sanguíneo, con la pérdida de elasticidad de los vasos sanguíneos, es la causa principal de la cuperosis.
Las principales causas de la cuperosis
Como hemos mencionado, la dilatación de los vasos sanguíneos es la causa principal de la cuperosis, por lo que cualquier aspecto que provoque dicha dilatación puede producir la afección. Algunos de los factores que pueden influir son los siguientes:
- Efectos climatológicos, como el viento, el frío o el calor muy intenso, ya que favorecen los cambios vasculares.
- Cambios bruscos de temperatura, que hacen que los vasos pierdan elasticidad.
- Fumar y beber alcohol, ya que producen problemas en la circulación.
- Una exposición muy alta a los rayos UVA.
- Usar productos inadecuados para la piel, que puedan irritarla.
- La diabetes y la hipertensión son también factores negativos para la piel.
- El estrés y los nervios también pueden llegar a dilatar los vasos sanguíneos.
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