¿Qué es el acné de la mujer adulta?

El acné de la mujer adulta o también conocido como acné hormonal, es un problema que es frecuente entre las mujeres de entre 24 y 50 años, afectando así a más del 20% de ellas. A pesar de que no es una patología cutánea grave, lo cierto es que sí que tiene un gran impacto en la imagen del paciente, llegando incluso a afectar a su calidad de vida en el día a día.

 

Continuando con la edad, encontramos referencias de acné adulto a partir de los 24 años, la mayoría en una edad inferior a los 35 años y una minoría entre los 35 y los 50 años. Existe la certeza de que la incidencia del acné del adulto ha subido en los últimos años, debido en parte por la forma de vida moderna.

 

¿Por qué se produce?

 

Tanto en el caso del acné de la mujer adulta como el adolescente, es una enfermedad que se origina por la inflamación de las glándulas sebáceas en la que interviene un incremento anormal de la secreción grasa. Aunque se desconoce cuál es la etiología exacta del acné en la edad adulta, sí se sabe que es un factor hormonal el que lo causa y que se agrava en el período premenstrual, en enfermedades con alteraciones hormonales y en situaciones de estrés.

 

También puede deberse a otras causas como el uso de cremas o maquillajes con exceso de grasa o por hábitos tabáquicos. Respecto a dónde aparece este acné en los adultos, encontramos que se caracteriza por encontrarse en la zona que rodea la boca, la barbilla y el cuello. Los granos de este tipo de acné tienen dimensiones más grandes, están inflamados, poseen supuración a menudo y tienen tendencia a dejar cicatrices en la zona afectada.

 

¿Qué tratamientos realizar para el acné?

 

Antes de proceder a cualquier tipo de tratamiento, es recomendable hacer un análisis exhaustivo de la piel afectada y valorar así los factores internos que puedan estar influyendo, como pueden ser hábitos alimenticios o alteraciones hormonales.

 

Lo primero que se debe hacer es erradicar la inflamación, así como el enrojecimiento y la supuración en caso de que exista. En esta fase de la patología, los dermatólogos determinarán si es necesario combinar una terapia con fármacos y tratamientos físicos como el láser o la microdermoabrasión. La primera técnica ayuda a eliminar las bacterias que proliferen en las glándulas sebáceas con acné y además, reducen la inflamación y el enrojecimiento. Respecto a la microdermoabrasión, se consigue eliminar los tapones de queratina que obstruyen los poros, dejando así la piel uniforme y preparada para aplicar un posterior tratamiento.

 

Dichos tratamientos para el acné de la mujer adulta, pueden realizarse de forma sencilla y ambulatoria, sin tener que entorpecer con ello el día a día de los pacientes. Asimismo, existe la posibilidad de que a veces posibiliten la no ingesta de fármacos por vía oral con efectos secundarios (sequedad de los labios, enrojecimiento de la piel o incompatibilidad con el embarazo).

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